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Culo veo... ¡culo quiero!

Que descanses, tía.

Llevo un par de meses sin pasarme por aquí, aunque no por falta de ganas, sino más bien por escasez de tiempo y acumulación de acontecimientos poco gratos. En pocas palabras: tengo demasiado trabajo (dinero no, por desgracia), he tenido a mi Inma enfermita, y lo peor de todo, la hermana de mi padre nos dejó hace un par de semanas.

Si cuento que mi tía ha fallecido a los ochenta y dos, acompañada por sus hijos, sobrinos, hermano, esposo y demás seres queridos, todo el mundo puede pensar que le gustaría terminar sus días de igual manera. Como se suele decir, "ha muerto de vieja".
Pero todo ocurrió de una forma un poco más triste y dolorosa. A mi tía se le diagnostica un cancer, y una vez en la mesa de operaciones los médicos descubren que ya esta muy extendido y que no hay solución, con lo cual lo único que se puede hacer es coser, sedarla y esperar su muerte.
 
A sus hijos los suelo ver muy a menudo, y aunque me habían comentado hace unos meses que estaba algo pachucha, no tuve el detalle de acercarme a su casa para interesarme por su salud y de paso, presentarle a mi niña. Era una mujer fuerte y daba por hecho que eran los típicos achaques propios de la edad.
Son cosas que vas dejando para luego y resulta que se ha ido al otro mundo sin conocer a su nueva sobrina-nieta por mi dejadez, y porque cuando nos hemos dado cuenta de que no había tiempo, la baby tenía un gripazo del quince.

Tres semanas duró. Veintiún días en los que en ningún momento ha estado sola.
Lo jodido del asunto es la decisión que alguien (no importa quién) tomó por ella: lo mejor era que pensara que la operación había sido un éxito y que en unos días volvería a casa.
Esto está muy bien cuando el enfermo está insconciente, nadie va a visitarlo o es simplemente gilipollas. Estaba claro que era cuestión de tiempo que se diera cuenta. No se puede tener a toda la familia alrededor con lágrimas en los ojos, y creerte que pronto te recuperarás.

-Pepito, ¿cómo es que está tu padre tan tristón, cuando viene a verme? -el pobre comprendía que iba a enterrar a su tercera y última hermana.
-Bah tía, ya sabes lo poco que le gustan los hospitales, y como él no se cuida mucho, pensará que le queda poco para ocupar tu cama...

Y mi tía que es tonta, va y se lo cree.

Su marido (un tío cojonudo, como ella) cabreado continuamente; sus hijas con los ojos húmedos e hinchados y caras de desenterradas; su hijo haciéndose 400 km todos los días (vive y trabaja en Madrid) para acompañarla; y sobre todo, los típicos conocidos que sacan conversaciones sobre amigos que han muerto devorados por el cancer. La gente así merece un capítulo aparte. ¿No hay ninguna norma que permita repartir collejas a los bocazas de hospital? Se supone que los enfermos reciben visitas para sentirse mejor y que se haga más llevadera su enfermedad, pero siempre tiene que llegar algún capullo/a (aquí si que existe la igualdad) que disfruta dándoselas de listo experimentado en enfermedades terminales...
Estaba claro que mi tía sabía que no le quedaba mucho tiempo en este mundo, y aún así, ha mantenido la calma y el buen humor hasta el último momento.

Que descanse en paz.

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Nuestra hija no respiraba como Darth Vader ese día, tosía un poco, pero al menos no lo suficiente como para vomitar la comida, y la noche anterior, no se despertó más de tres veces, con lo cual, mi cónyuge y yo nos levantamos sin la sensación de haber estado de juerga toda la noche. Así que, la llevamos a la guardería para poder acudir a la misa en honor de mi tía.

No encajo muy bien en esos actos. Todo el mundo sabe el profundo respeto que siento por la religión católica. Por tradición, por los principios fundamentales que defiende (o que debería defender)... pero el circo que la rodea me repatea bastante los huevos.

Te sientas en un banco, con tu mujer, y siempre llega alguna beata a decirte que los hombres a un lado y las mujeres al otro. Vamos a ver, el cura no me ha dicho nada, ni ha puesto mala cara. Sin embargo a tí, te está fulminando con la mirada por interrumpir el sermón.

Otra feligresa me pasa el cartoncito de los himnos, señalándome la estrofa por la que vamos. Mi padre, hermanos y primos están ahí, aguantando el tipo entre lágrimas y ésta anormal quiere que me ponga a cantar... cuando quiera cantar, ya me buscaré la vida, ¡tía plasta!

Ahora viene lo "de darnos la paz"... Esta es la parte que más me incomoda. Siempre, por iniciativa propia, estrecho la mano de los que tengo a uno y otro lado, los más próximos, pero por una razón que desconozco, nunca faltan dos o tres entusiastas poseidos por la paz, que te llaman con golpecitos en la espalda o te chistan, para que les des la mano apresuradamente mientras te escupen lo de "la paz sea contigo", y se recorren media iglesia con su mano extendida, cuando el cura hace rato ya que empezó a recitar el "padre nuestro".

Al final canté y todo. El nuevo párroco ha adoptado himnos nuevos y para terminar el acto, tuvo a bien arrancarse con "La muerte no es el final" que, aunque tengo entendido que es de orígen eclesiástico, se utiliza en el ejército para homenajear a los caídos, . Al oir las primeras palabras, no pude evitar arrancarme... ¡me tiré dos meses seguidos ensayándolo!
¿Dónde coño está la bruja del cartoncito de los himnos? ¡Se ve a enterar de lo que es entonar!

Luego, el pésame. Mucha gente. Muchos conocidos... y nuevamente las gilipolleces del siglo pasado.
Los que quieren dar el pésame a hombres y mujeres (me cambié de asiento, no apareciera la beata otra vez), tienen que hacer cola dos veces, realizando un caprichoso recorrido por la iglesia para subir hasta el primer banco por el lado derecho del templo, volver al principio de la otra cola por el centro de la Iglesia, y subir nuevamente hasta el primer banco por el lado izquierdo.
Creo que hasta los curas verían con buenos ojos que se pasara por delante de ambos bancos de una vez, en lugar de tener que presenciar ese contínuo ajetreo de personas cruzándose por el pasillo central, mientras los más jóvenes adelantan a los mayores haciendo quiebros y esquivando parroquianos de forma apresurada.
Un acto de éste tipo pierde la solemnidad con cuatro detalles estúpidos que no cuesta nada solucionar, pero en fín, seguramente eso acabaría por ofender a los que visitan la iglesia con más asiduidad que yo.

Deberían intentar atraer gente nueva a las iglesias actualizando las costumbres a los tiempos de hoy, y esforzándose para que una misa no sea un coñazo lleno de anticuadas reglas.

Al funeral fuimos los más allegados. No hubo flores. Mi tía siempre dijo que no quería flores en su entierro, que no las iba a poder disfrutar. Sólamente un par de coronas de amigos de la familia.

Todos hemos visto entierros en las pelis americanas: montones de coronas; una tumba sobre un montículo centrado en un verde prado rodeado de árboles; el ataud bajando suavemente como por arte de magia; unas palabras del pastor (allí los curas son pastores, será porque los americanos son más borregos); los familiares arrojando un puñado de tierra sobre el ataud. Todo tan solemne, tan ensayado...

Pero ésto es España. Los empleados del cementerio bajan el féretro como buenamente pueden: pisotean las lápidas de los lados; le dan pataditas al ataud con sus sucias botas para cuadrarlo en el hueco cada vez que se les encaja....

Después de colocar las losetas y pringar de yeso el ataud, las flores, y la cruz de granito que adorna el túmulo, nos dijeron que habían terminado y que luego vendría una grúa para colocar la lápida en su sitio. Pero mi hermano y yo nos miramos con complicidad: la lápida descansaba elevada en el suelo de cemento, calzada sobre unos cilindros metálicos al mismo nivel que el borde de la fosa y,  no había grua conocida capaz de circular entre las estrechas hileras de sepulturas. Era evidente que las patadas y golpes necesarios para colocar la pesada lápida en su sitio serían demasiado violentas cómo para ser contempladas por los familiares.
Me pregunto qué clase de experiencia es necesaria para desempeñar el noble oficio de sepulturero.


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Bueno, espero no demorar tanto mis aportaciones de ahora en adelante, y también espero que gane el McCain ésta noche.

¿Qué? No, no soy republicano, pero me gusta el ketchup y las patatas fritas, y además, estoy hasta los webs de que todo el mundo apoye al Obama.... ¡hasta el Chávez!

 

7 comentarios

c-tor -

Gracias Xiqui, pero no confundas mi intención. Es duro dar el pésame (más aún recibirlo), pero lo veo adecuado, como un último homenaje al difunto.

Me cabrea que por cuatro normas del siglo pasado que nadie recuerda, un entierro parezca un sketch de "ni en vivo ni en directo"

Por lo demás, lo veo bien... a mí me gustaría un entierro militar, con salvas, el "himno a los caidos" la roja y gualda sobre el féretro, to´Dios de uniforme... ¡Peazo soldao hubiera sido!
Jejejeje....

xiquita -

Siento mucho lo de tu tia, Jose.
Estoy de acuerdo contigo en lo de que es un mal trago lo de dar el pésame a toda la familia en la iglesia, pero es la costumbre.
Cuando yo la palme ya tengo dicho que nada de flores, ni de pésames y al horno directa. No quiero hacer sufiri mas a los mios.

Un beso, corazón.

belu -

Creo que todo depende de la persona, conozco gente que como le digas que tiene una enfermedad grave se pueden hundir y gran parte de la recuperación de un paciente se debe a su estado de ánimo. Claro que también hay formas de decir las cosas... No como a mi padre, que este verano lo hemos tenido ingresado por una "miastemia gravis" y el médico de urgencias le dijo que eso no se cura... que tenía un amigo que solo duró 8 años... pa matarlo. O como a mi madre, también años atrás ingresada por problemas cardiacos, diciéndole que en cualquier momento podría morir de un infarto... Para colgarlo por las pelotas.
En cuanto al tema de los funerales, creo que hay gente que los necesita, para "despedirse" o para rendirles un último homenaje. A mi.. que me incineren y me tiren al w.c. (total, terminaré en el mar)
Y Jose.. el problema no es cuando empiezan a morir los tios, abuelos, padres de amigos, etc.. Es cuando lo empiezan a hacer los primos, hermanos, amigos, etc.. Eso le pasa a mis tios, que eran unos 9 hermanos y sólo quedan 3, mi madre entre ellos, y cuando nos vemos en algún entierro, empiezan a señalarse entre ellos diciendo... a que tú serás el/la próximo/a??
Un saludo.

c-tor -

No sabía lo de tu madre, lo siento muchísimo, porque a tí te ha pillado aún más cerca, aunque también me alegro porque al parecer, lo han detectado a tiempo.

Lo de las misas y funerales, aunque no es plato de buen gusto para mí, los veo bien como último homenaje al fallecido, pero creo que hay que dejarse de antiguas costumbres para hacerlos como creo que corresponde.
Menos idiosincrasia y más respeto. Y los pateadores de ataudes ya, ni te cuento...

mr deditos -

Pues ya lo siento.

Yo, en más o menos de un año, he tenido dos entierros de este tipo. Han sido por parte de la parienta.
Yo tenía pensado un mensaje en mi blog parecido a esto.

Lo de los funerales y las misas me parece una tortura. Sinceramente, me parece un sufrimiento innecesario.
Rrepecto al entierro, los dos fueron incinerados, con lo que nos ahorramos el otro trago.

En cuanto al primer tema, lo de no contarle la verdad al enfermo me parece absurdo. Puede que tenga una explicación, para que el enfermo se recupere mejor, o para que no sufra, pero para mi es un error.
Parece que hoy tengo de todo, aunque preferiría que no fuera así.

Mi madre ha tenido cáncer, y parece que con dos operaciones y dos tandas de quimio,la cosa va bien. La primera operación no sabíamos lo que tenía y cuando nos lo dijeron, resulta que la decisión familiar fue no contárselo. Yo no estaba de acuerdo. Como tu dices, la gente no es tonta. Venían familiares desde Andalucía a Madrid, y mi madre, obviamente, algo pensaba. De hecho, yo creo que pensaba que era peor, y que venían a despedirse. Yo creo que hay que ir con la verdad por delante. Lo otro siempre genera malos rollos.

c-tor -

Gracias.
Es una putada cuando vas cumpliendo años y ves a los de alrededor cascando, que además de tíos o amigos tuyos son padres, o hermanos de... Ochenta y dos tenía ¡si no parecía tan mayor!

Firmaba por cumplirlos, pero prefiero palmar de otra manera, sin tener a los míos padeciendo...

belushy -

Lo siento mucho.