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Culo veo... ¡culo quiero!

Teleoperadores

Teleoperadores

Es inaudito, no me lo puedo creer. Hay gente suelta por ahí, que demuestra tener poco seso, o que hace poco uso de él. Hace un par de minutos que he colgado el teléfono a una simpática señorita que me ofrecía cambiarme de operador de telefonía. Dicho así, no tiene nada de extraordinario, pero si además añado que es la cuarta vez que lo intenta en dos minutos, la cosa cambia.

-Oye, perdona... ¿tu cerebro te funciona lo suficiente para mantenerte en pie? ¿o es una broma de la radio? ¡Me acabas de llamar tres veces para ofrecerme lo mismo!

-Verá señor, es que como usted tiene tantas líneas...

-¿Tantas líneas? ¿Has bebido? ¡Solo tengo una!

Normalmente no soy tan borde al teléfono, aunque reconozco que no me siento muy cómodo al auricular, y en el del trabajo suelo desahogar la mala leche que llevo dentro. Lo sé, puede parecer injusto, pero en éste país, con sólo aparecer en la guía de empresas, te ganas el derecho a tener que soportar a una panda de imbéciles que intentan venderte de todo, con ofertas espectaculares difícilmente demostrables.

En un par de ocasiones, he intentado convencerles de que no haría nada sin un contrato personal, con todos los pros y contras, letra pequeña, mediana y grande, que yo pudiera leer tranquilamente en casa:

-Pero ésta es una oferta telefónica puntual...

-¡Entonces no la quiero!

 

Mi "preferido" es un tipo que me llama desde una empresa que se dedica a asesorar a sus clientes para adquirir opciones de compra de valores en bolsa, cobrando un generoso porcentaje de los beneficios. Básicamente invierte en bolsa con tu dinero. Si ganas, el cobra; y si pierdes, no. Aunque teniendo en cuenta el poco riesgo que asumen, lo ideal sería tener la opción pagarle con una somanta de hostias.

El error que tuve con Antonio (así se hace llamar) fué ser amable con él la primera vez, hará cinco o seis años. El tío escupe palabras atropelladamente, como una ametralladora cargada con artículos de los suplementos de economía que vienen con el periódico del domingo, de tal manera, que no encuentras la forma de cortarlo. Para colmo, utiliza un tono desmesuradamente agresivo y de fondo siempre se oye un escándalo bursátil, que será sin duda, un ejército de teleoperadores dando el coñazo a los pringaos de turno como yo.

He probado de todo con[tra] él:

Intentar hacerle entender que no estaba interesado; hacerle saber que no hago éste tipo de operaciones por teléfono con desconocidos; decirle que no, no y mil veces no; aquello de colocar el teléfono al lado del altavoz del PC mientras suena algún "Caribe Mix" durante diez minutos (de veras lo hice, no es coña, y cuando cogí el auricular para colgar ¡el tío seguía esperando!); intentar convencerlo de que estábamos perdiendo el tiempo los dos... En cierta ocasión viendo que el tal Antonio hacía caso omiso de mis intentos por cortarle, pasé el teléfono a un proveedor cordobés al que le estaba dictando un pedido, y con el que tengo una buena amistad, y aunque no sirvió de nada, al menos me reí un poco:

-¡Quiyoooo!, tu hablas mu’ssseguío... afloja un poco que no me’ntero de náaa...

Pero incluso después de aquello, el indomable Antonio esperaba pacientemente al otro lado, con la lengua cargada de razones para poner mis escasos ahorros en sus manos.

A veces le he colgado directamente el teléfono e inmediatamente me volvía a llamar dándome a entender que era un problema de la línea.

-No tío, te he colgado yo porque me aburres...

-Por favor Don Cetor, está perdiendo una ocasión única para ganar mucho dinero en unas semanas...

He llegado a insultarle, pero el jodío sigue a lo suyo, o como mucho deja de llamarme durante unos meses. Pasado ese tiempo, lo vuelve a intentar partiendo desde cero, como si nunca me hubiera llamado.

Increíble. Es sorprendente lo pesada que puede ser ésta gente. Últimamente me los quito de encima advirtiéndoles de que me siento acosado y que voy a proceder a denunciarlos, pero mucho me temo que servirá sólo para apaciguarlos temporalmente. Son implacables. Seguro que vuelven a la carga en unos días.

Lo que realmente me impresiona es la firme voluntad que poseen. Nunca he accedido a ofertas telefónicas, y aún así, ellos insisten. No pueden ser personas [racionales], me resisto a creer que haya gente tan imbécil, que sea capaz de vestirse y llegar a su lugar de trabajo. No por el hecho de intentarlo - cada uno se gana el sueldo como puede - sino por el hecho de insistir reiteradamente con alguien que ha demostrado en innumerables ocasiones, de forma clara y grosera, que se pueden meter sus maravillosas ofertas por su peluda y hemorróica raja del culo.

En varias ocasiones se me ha pasado por la cabeza que no podía ser verdad, que eso era una broma telefónica de la radio, algo así:

ABRIR EN UNA NUEVA PESTAÑA PARA ESCUCHAR

Pero nunca aparece el locutor de turno para tranquilizarme, y decirme que todo era una broma que me gastaban mis amigos. La verdad era mucho más cruel: existe vida no inteligente en algunas oficinas.

Como decía cierto anuncio de bebidas isotónicas "el hombre es un ser extraordinario"... extraordinariamente tonto, en ciertas ocasiones.

Hace unos días lo comentaba con los amigos de "El Silo". Dos días después de tener instalada la barra para minusválidos en los aseos (homologada para 150 kilos), apareció completamente doblada. La primera imagen que se me vino a la mente, fué la de un minusválido inmenso, desparramado por el suelo de los servicios de caballeros, con los pantalones bajados, haciendo esfuerzos sobrehumanos por encaramarse de nuevo a su silla de titanio reforzado, fabricada especialmente para él con ruedas de tractor. Nada más lejos de la realidad, nadie con silla de ruedas ha pisado el bar aún.

Algún [cabrón] pirado se había entretenido en forzarla hasta romperla. Teniendo en cuenta la resistencia demostrada del artilugio, debió ser alguien similar al increible Hulk. Le preguntamos al camarero si algún tipo con pantalones ajustados y deshilachados en plan pijo ochentero, descamisado, descalzo y con la piel color verde, había entrado diciendo "¡Hulk quierrre una cañaaaa!", pero nos contestó que había habido mucha gente y que no estaba seguro. Desde luego hay que tener un buen porcentaje de minusvalía para hacer esas cosas, pero minusvalía mental, me temo.

Hay gran variedad de casos que me recuerdan el coeficiente intelectual de los teleoperadores cansinos: el niñato que circula a toda hostia en una calle en dirección prohibida con su escandalosa moto mierdi-trucada llevando el casco colgado del brazo, que te mira con desprecio por cruzarte en su camino; el que cruza la calzada a pié, por cualquier sitio, tranquilamente, sin mirar si viene nadie, siguiendo una trayectoria diagonal y dando la espalda al tráfico, y que para colmo se te encara con aspavientos y palabras groseras si le llamas la atención con el claxon; el profesor de autoescuela que pone a un conductor novel a aparcar en una calle principal en hora punta...

…no obstante en esos casos debes salir a la calle para encontrártelos, pero lo de que te llamen al curro una y otra vez para darte la vara no deja de ser engorroso: para venderte asesoramiento bursátil; telefonía móvil y fija; banda ancha de internet; para comprobar los datos personales y ¿¿¡bancarios!?? por un espacio publicitario que nunca has contratado en la revista de Bomberos, Guardia Civil, Hacienda, Guías Amarillas (ojo, “guías amarillas”, no “páginas”), Guía Empresarial,… ¿es que no llevan un listado para ir tachando a las víctimas que no pican? Imagino que albergan una mínima esperanza de pillarnos en un momento de flaqueza… yo, por ahora, los utilizo para desahogar el estrés a base de contestaciones bordes y putaditas diversas ¿serán un servicio público financiado por el gobierno?

Claro, el problema viene cuando no tienes tiempo para divertirte tocándoles los cojones a ellos…. ¡siempre me queda la opción de utilizar el Caribe Mix!

 

 

2 comentarios

belushy -

(Actualización), lógicamente es 15€ al mes.. no al día.. :D

belushy -

Son profesionales tio... la espada de Damocles que tienen sobre la cabeza les hace ser tan pesados. Yo ni me molesto en coger el teléfono si veo que es una llamada oculta. Antes tenía varias técnicas, vistas o leídas por ahí... (ahhh internet que gran mundo de recursos).

- La del apadrinamiento de niños: Mira es que tengo ocho hijos.(infalible)

- La del internet: Yo tengo 6Mb por 15€ al día (no me han vuelto a llamar).

- Seguros, bancos, etc: Dejar el teléfono en la mesa y cogerlo cuando te acuerdes de él, si no ha colgado decirle que lo sientes, pero que estabas viendo el final de una película, o que has ido al baño, y que si podría repetirlo.. (lógicamente repetir la operación cuantas veces sea necesario).

- Otros: Pero... usted!! que se ha creido!!! donde ha conseguido mis datos personales!! quien se los ha vendido!!

Todo sea por no quedarme con la oreja ardiendo...